Maestros flamencos y holandeses en la Fundación Carlos de Amberes de Madrid

Retrato de la Princesa viuda de Asturias y de Gerona ,hermana menor de Carlos V .Bernaert van Orley,1491-1542.
Retrato de Margarita de Austria,Princesa viuda de Asturias y de Gerona . Hermana menor del archiduque Felipe el Hermoso, casado con Juana I de Castilla…ya le podéis poner cara al personaje de la serie de Isabel . Pintor:Bernaert van Orley,1491-1542.

 

A finales de los años ochenta, el histórico Hospital de los Flamencos, fundado en Madrid en 1594 por Carlos de Amberes, modificó sus estatutos para transformarse de fundación benéfica a fundación cultural. De este modo, durante casi veinticinco años, la Fundación Carlos de Amberes de Madrid ha desarrollado una brillante actividad, desde memorables exposiciones a congresos, conciertos y otras reflexiones, sobre la Historia de Europa. Ahora, sin modificar esa trayectoria, ha convertido sus habituales salas de exposiciones en un museo dedicado monográficamente a artistas flamencos y holandeses de los siglos XVI y XVII.sello_72596

El museo sigue «presidido» por la magnífica pintura de Rubens El martirio de San Andrés (c. 1638-1639), encargada por Jan van Vucht, flamenco residente en Madrid, que la legó al Hospital en 1639. Pintura extraordinaria, patrimonio de la Fundación, continúa siendo una obra magnífica del maestro pintada al final de su vida, estrella ahora del nuevo museo. La ocasión del mismo para serlo se ha producido en tiempos en los que lo imaginario y la imaginación parecen haberse retirado a lugares recoletos, eruditos y de culto, cuando no marginales. Por eso mismo, no cabe sino celebrar la iniciativa de un museo que nace efímero, como solían hacerlo, en el pasado, las obras más estables, y es seguro que acabará consolidándose como tal cuando las pinturas –en préstamo temporal y generosidad casi excepcional, al menos hasta 2017–, regresen a sus colecciones de origen.

Mientras llega ese momento, lo fascinante e importante es que, en Madrid, podrá contemplarse una sucinta, pero muy expresiva y de alta calidad, selección de obras flamencas y holandesas del Renacimiento y el Barroco, durante los cuales, las Diecisiete Provincias de los Países Bajos mantuvieron una relación de dependencia conflictiva, pero también artística, política, comercial y bélica con la Monarquía Hispánica y la Casa de Austria, Historia que comenzó en tiempos de los Reyes Católicos y de doña Juana de Castilla y Felipe el Hermoso.

La oportunidad de realizar este interesante proyecto viene dada por las obras de remodelación del Museo de Bellas Artes de Amberes (hasta 2017), que, mientras duren, cede en préstamo temporal veintiuna obras muy representativas de sus colecciones, muchas de ellas fuertemente vinculadas a España. Las 33 obras que lo componen construyen, de manera apurada pero brillante, un relato tanto histórico como artístico de las relaciones entre la Monarquía Hispánica y Flandes durante el Renacimiento y el Barroco, si bien en una dicción diferente, en tantos casos, a los modelos italianos y del sur. Al proyecto se ha sumado, con diez excepcionales obras de sus colecciones, el Museo del Prado, con su habitual generosidad y sentido patrimonial. Patrimonio Nacional, por su parte, aporta un tapiz a una institución que goza de la protección real desde tiempos de Felipe III.

 

Así, este «arte del Norte», como ha sido evidenciado en numerosas ocasiones, constituyó no ya sólo una alternativa al arte meridional, italiano por más señas y, en esa época, también francés e incluso hispánico, sino que su modernidad implacable, ya fuera debida al uso de la pintura al óleo o a su obsesiva atención por los detalles y minucias realistas –que dijera Miguel Ángel–, constituyó una forma de confrontación apasionante con otros modelos artísticos y teóricos.

Obras alegóricas y naturalezas muertas

Si esto era evidente durante el siglo XVI, la época del Barroco vio cómo el Norte y los flamencos incorporaban los modelos del sur o los transformaban en relatos plásticos de una calidad excepcional, de Van Dyck a Rubens, de Jordaens a Teniers o Francken, todos representados en el nuevo museo. Faltaría Rembrandt, pero a tal propósito y con ocasión de la inauguración del museo, su breve pero intensísima Historia del Arte Flamenco se completa con una pequeña exposición demagníficos aguafuertes, con variaciones de buril y punta seca, de este autor, procedentes de las colecciones de la Fundación Custodia de París y la Biblioteca Nacional de España.

albertoarchiduque-a

isabel-clara-eugeniaDe esta forma, en torno a magníficos retratos de Margarita de Austria (1520) por Van Orley, o de los Archiduques Alberto de Austria e Isabel Clara Eugenia (1615), obra de Rubens y Brueghel el Viejo, se despliegan pinturas y retratos que no sólo sirven de testimonio histórico e iconográfico sobre las relaciones de los Países Bajos y la Monarquía Hispánica, sino que recorren algunos de los géneros que mayor y más genuina presencia tuvieron en el arte del Norte, de los paisajes a los retratos de grupo, de las grandes series mitológicas y bíblicas al retrato individual aristocrático y burgués, incluyendo obras alegóricas, fantásticas o naturalezas muertas, siempre conteniendo complejas y calculadas lecturas simbólicas que sobrevuelan sobre los temas cotidianos y aparentemente poco memorables.Museo-Carlos-Amberes-madrilena-flamenca_EDIIMA20141104_0717_4

Si con esos argumentos se exponen obras magníficas de Rubens, Brueghel el Viejo, Jordaens o Van Dyck, también el lado urbano y costumbrista ocupa un lugar destacado en las pinturas de David Teniers II, así como en los magníficos bodegones de Jan Fyt o Snyders. Es decir, toda una asombrosa celebración de la pintura flamenca y sus maneras.

Los archiduques Isabel Clara Eugenia y Alberto en el Palacio de Tervuren, en Bruselas, Atribuido a Jan Brueghel el Viejo.Museo del Prado
Los archiduques Isabel Clara Eugenia y Alberto en el Palacio de Tervuren, en Bruselas, Atribuido a Jan Brueghel el Viejo.Museo del Prado